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"Se consideraba un hombre grandioso, y no se ponían en desacuerdo acerca de eso los que lo acusaban de mago, mientras que el resto de la gente lo respetaba por ser Profeta”
François Marie Arouet, más conocido por su seudónimo Voltaire: filósofo periodista e historiador francés. Fue uno de los líderes de la Ilustración francesa. Aprendió en la Facultad de los Jesuitas, fue arrestado dos veces (1717 y 1725) por su ridiculización de las condiciones feudales. Pasó la mayoría de su vida fuera de Francia.
Luchó contra el feudalismo, defendió la igualdad ante la ley, reclamó la imposición de un impuesto sobre las propiedades y abogó por la libertad de expresión. Sin embargo, rechazó criticar la propiedad personal, dado que la sociedad imprescindiblemente se divide en ricos y pobres. Y adoptó la opinión que dice que el aspecto más lógico del Estado es la monarquía constitucional gobernada por un rey ilustrado.
En la última época de su vida adoptó la opinión de que el mejor aspecto del Estado es la república. En sus obras históricas criticó el concepto evangélico y cristiano acerca de la evolución de la sociedad, y esbozó la historia de la humanidad.
Pues, para él, “la filosofía de la historia” (un término propio de él) es basada en la idea del desarrollo progresivo de la sociedad independientemente de la voluntad de Dios. No obstante, dio una interpretación perfecta del cambio histórico atribuyéndolo al cambio de ideas. Por otro lado, la lucha contra el sacerdocio y contra los caprichos de la fantasía religiosa tenía una gran importancia en sus obras. El objetivo principal de su ridiculización fue el cristianismo y la Iglesia Católica, la cual consideró como enemigo principal del progreso. Voltaire, a pesar de eso, no aceptaba el ateísmo. Y pese a que negó la posibilidad de cualquier encarnación de Dios, consideró la idea de la existencia de un Dios poderoso que se venga, como algo imprescindible que hay que mantener entre la gente. Esta idea forma uno de los estratos de su teoría.
De sus obras: Cartas filosóficas (1733), Tratado de metafísica (1734), Elementos de la filosofía de Newton (1734), Historia del mundo (1769) y Enciclopedia del marxismo. Las más famosas de sus obras teatrales son: Ériphyle [Erífile] (1732), Mahoma [Muhammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam)] (1741), Mérope (1741) y Zaïre (1732).
Al final de su artículo sobre los valores morales de las naciones, describió el Islam positivamente y dijo que Muhammad (sal-lal-lâhu ‘alaihi wa sal-lam) “se consideraba un hombre grandioso, y no se ponían en desacuerdo acerca de eso los que lo acusaban de mago, mientras que el resto de la gente lo respetaba por ser Profeta”[1].
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